jueves, 30 de abril de 2009

Más allá del Levantamiento de la Excomunión

Por: Jorge Umaña Vargas/Internacionalista

Haciendo una lectura de la situación se puede deducir que el relativamente recién nombrado Papa Benedicto XVI ha sido mal asesorado. Desde que el Sumo Pontífice accedió a levantar la excomunión de 4 obispos ultraconservadores, el 21 de enero pasado, las manifestaciones de la sociedad internacional desaprobando tal situación no se han hecho esperar. Es importante aclarar que hay un aspecto de fondo muy importante en estas manifestaciones: entre las personas perdonadas se encuentra el obispo inglés Richard Williamson, que en diversas ocasiones ha afirmado que las cámaras de gas en los campos de concentración nazis durantes los años de la II Guerra Mundial (1939-1945) no existieron.

Entidades que protegen los derechos humanos, la comunidad judía en general, nacionales alemanes (muchos vieron en carne propia este nefasto acontecimiento), grupos políticos de diversas partes del orbe e inclusive un conjunto creciente de católicos han condenado vehementemente las declaraciones del Vaticano al respecto. Muchos fieles se sienten decepcionados, desconcertados e incomprendidos. La propia Canciller alemana Ángela Merkel “instó al pontífice a rechazar claramente la posición de quienes niegan el Holocausto”[1].

Días más tarde, y ante las protestas crecientes (en número e intensidad) contra la Iglesia Católica, el Vaticano decide distanciarse del sacerdote y exigió que se retracte antes de que se le permita ser readmitido totalmente en la iglesia. El Vaticano trató de salvar la situación afirmando que aunque se le había levantado la excomunión, Williamson no tenía funciones canónicas en la Iglesia por haber sido consagrado de manera ilegítima y que para ser admitido en funciones episcopales “tendrá que distanciarse, de manera absolutamente inequívoca y públicamente, de su posición sobre el Holocausto”[2].

Por si todo lo anterior no fuera suficiente, la decisión tomada no sólo complicó las relaciones con la religión judía (como el grupo más sensible al tema), sino también dentro de la propia Iglesia, como ya se mencionó. Algunos estudiosos teólogos han llegado ha hablar de un “cisma silencioso”[3]. Con esto quieren dar a entender que si en la reincorporación de los lefebvristas (uno de los sectores más conservadores del catolicismo cuyo líder es el cardenal Marcel Lefebvre) éstos logran una revisión de Concilio Vaticano II, como aspiran, se podría producir una ruptura grave en la Iglesia.

Visto todo lo anterior, es posible concluir que si el Papa se hubiera rodeado de personas más capaces, que previeran las circunstancias que se han señalado en los párrafos anteriores (que no debieran ser para nada desconocidas), se hubiera evitado tener que decirle al mundo: “no conocía la posición del obispo Williamson”[4].

Pero la situación no queda allí. Más allá de un asunto relegado a unos asesores, el levantamiento de la excomunión es un hecho que permite abordar otros temas vinculados al futuro del catolicismo, que poco a poco experimenta una reducción significativa del número de fieles y un descenso sistemático de su influencia cultural. Otros sucesos asociados al comportamiento sexual del clero, la mala administración de sus fondos, su ausencia en muchos procesos que fortalezcan los valores del mundo- como los procesos de paz por ejemplo- dañan su imagen y debilitan su autoridad moral, irremediable, y en alguna medida, irreversiblemente, y son todos síntomas de una crisis en la fe hacia las instituciones eclesiásticas, que aunados al reciente perdón para el obispo, debilitan el poder de la Iglesia en un ámbito terrenal.

Ante tal circunstancia cabe preguntarse ¿De qué manera la Iglesia Católica puede evitar que su crisis se convierta en un fenómeno irreversible? Debe renovarse. Ampliar sus horizontes, aplicar los preceptos bíblicos con creatividad a una realidad cambiante, y no esperar que la realidad se ajuste a los cánones dogmáticos, irreales muchos. Transformándose paralelamente al cambio de las sociedades, en cultura, ciencia, tecnología y humanismo. Que no le pase lo mismo que en el siglo XVI, cuando acusó a Nicolás Copérnico, por la simple causa de tener la razón.

En este caso particular, el Vaticano con sus últimas declaraciones se congració con la comunidad internacional. De manera especial, “los grupos judíos se declararon complacidos por la declaración pues (…) era la señal que esperaba el mundo judío”[5].

Es así que, este incidente del cual el Papa ha salido librado en esta ocasión, más allá de si fue un error de cálculo y asesoría, debe servir para que la cúpula del catolicismo modifique su estrategia, que “sean transformados mediante la renovación de su mente”[6]. Esto si la Iglesia pretende seguir siendo una institución de influencia mundial, recuperando además su autoridad moral y su liderazgo, que bien se necesita en un mundo cuyos inquilinos cada día renuncian más a sus valores universales, el derecho a la vida sólo por citar un ejemplo.

[1] Diario La Nación. Sección “El Mundo”. Jueves 5 de febrero de 2009. Artículo periodístico: “Obispo debe retractarse de negar el Holocausto”. Consultado el 5 de febrero de 2009, desde: http://www.nacion.com/ln_ee/2009/febrero/05/mundo1864578.html
[2] Diario La Nación. Ibíd.
[3] Diario La Nación. Sección “El Mundo”. Martes 3 de febrero de 2009. Artículo periodístico: “Crece malestar por perdón papal a obispo conservador”. Consultado el 5 de febrero de 2009, desde: http://www.nacion.com/ln_ee/2009/febrero/03/mundo1862150.html
[4] Diario La Nación. Sección “El Mundo”. Jueves 5 de febrero de 2009. Artículo periodístico: “Obispo debe retractarse de negar el Holocausto”. Consultado el 5 de febrero de 2009, desde: http://www.nacion.com/ln_ee/2009/febrero/05/mundo1864578.html
[5] Diario La Nación. Ibíd.
[6] La Biblia. Romanos 12:2. Nueva Versión Internacional (NVI). 1999.

lunes, 27 de abril de 2009

Israel y Occidente en la Conferencia sobre el Racismo (Ginebra, abril 2009)

Por: Lic. Ronald Obaldía G./Politólogo

Indistintamente del credo profesado por cada uno o de la visión espiritual y moral que se asuma frente al cosmos-universo y la comunidad humana, resulta innegable que Israel no ha existido sólo para sí mismo: su elección es el camino por el que Dios llegó a los seres humanos. Por ese pueblo escogido, se anunció por primera vez la misión y acción de Dios (Jehová) en la historia, cuando Él hubo de coexistir con prácticas culturales politeístas, de adivinos, magos y hechiceros (Joseph Ratzinger, Benedicto XVl, 2007).

El pueblo de Israel le hace recordar a la civilización los cuarenta años en que pasó en el desierto, los que significaron tanto los años de su tentación y rebeldía contra Moisés, su propio liberador del imperio esclavista de Egipto, como los años de una especial cercanía de Dios, específicamente los cuarenta días en que el mismo Moisés se recogió en el monte Sinaí, donde recibió los Diez Mandamientos, las Tablas sagradas de la Alianza (Joseph Ratzinger), el prototipo normativo de una nueva era civilizatoria.

Junto con las tradiciones del pensamiento filosófico greco y romano, la doctrina mística judía representa las fuentes originales de la cultura occidental. Del mismo Israel , nace el segundo Moisés (Ratzinger, idem), quiere decir: Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, cuyo magisterio universal está inspirado en buena parte del Antiguo Testamento.

Por eso, causa total repugnancia cada intervención repleta de odio y de distorsión de la verdad por parte del presidente del Irán, Mahmud Ahmadinejad, precisamente en cada ocasión en que se dirige a atacar Israel. Antes había negado el Holocausto judío en tiempos del nazismo alemán y la solución de dos Estados nacionales (el Judío y el Palestino), al mismo tiempo que abogó por la extinción del Estado de Israel.

En la Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas sobre el Racismo, celebrada esta semana en Ginebra, de nuevo el barbudo demencial se salió con las suyas al calificar de "totalmente racista al gobierno de Israel", que dicho sea verdad, es el único realmente democrático en la región del Medio Oriente, dominada en su conjunto por regímenes oprobiosos, debilitados, sino por las brechas abiertas entre países islámicos opulentos y países islámicos pobres, también por la creciente falta de legitimidad de las élites (en su mayoría monárquicas) frente a sus respectivas sociedades, en cuenta el espurio gobierno teocrático del Irán.

Hicieron perfectamente bien los delegados de los países europeos el abandonar dicha Conferencia apenas no más Ahmadinejad comenzó con sus diatribas en contra de la sociedad israelí. Al menos, hubo un sector que se rehusó a rendirle tributo al retorno del Adolfo Hitler del siglo veintiuno, como así lo tildó Reuven Rivlin, el presidente del Parlamento judío.

La indignación europea comporta un mensaje alentador para la comunidad mundial, que viene a borrar parcialmente la vergonzosa cumbre del mes pasado, cuando Omar Al Bashir, el presidente de Sudán (condenado por genocidio por la valerosa Corte Penal Internacional), tuvo en ella participación decidida, porque deviene como parte de "una lógica" cooperación económica y social interregional "Sur – Sur". Cabe reflexionar: ¿adónde se dirigen algunos pilotos latinoamericanos?

Resulta risible creer que los israelitas promuevan "un imperialismo expansionista" en el Levante. En cuanto a esto tiene razón el ilustre excanciller costarricense Gonzalo Facio Segreda, ya que en una de sus tesis sobre el conflicto del Medio Oriente, pone en evidencia los sacrificios del pueblo judío en defenderse de la mayoría de los Estados vecinos que rechazan reconocer su existencia soberana, por lo que a su vez proclaman sus propósitos de eliminarlo.

Los Estados árabes han sido casi siempre los que han iniciado los actos de agresión, sino en lugar de ellos, son más recientemente los grupos terroristas de Hezbollah y Hamas, financiados por los gobiernos de Irán y Siria, enemigos de un ambiente de paz, los que han cometido los actos de agresión, hasta incluso impiden los tratativas de pacificación, que hubieran de facilitar la coexistencia de los dos Estados en el Levante.

El fracaso militar de los árabes los ha inducido a utilizar las esferas diplomáticas para que Israel sea repudiado y aislado; pareciera que dicha Conferencia sobre el Racismo iba con esas intenciones, sin embargo la honesta actitud de los europeos dio al traste con las rabiosas agresiones del oscuro Presidente Ahmadinejad, que al parecer hizo esta vez pésimos cálculos en sus acostumbrados juegos de suma cero, pues la comunidad internacional comienza a perder la paciencia ante el empecinamiento iraní de avanzar en sus programas nucleares, los cuales hasta los árabes perciben como una amenaza para la propia estabilidad y seguridad de la región.

El régimen de los Ayatolás irrespeta la autoridad y la misión de inspección de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), al igual que las negociaciones diplomáticas; como también menosprecia las advertencias y las sanciones internacionales, las cuales tampoco han prosperado, en lo referido a disuadir al Irán a que desista de sus proyectos atómicos y de los hilos que tiene en sus manos para exportar su violento fanatismo.

Los actores intelectuales del ataque terrorista en Argentina contra intereses judíos fueron justamente los Ayatolás, precisamente cuando gobernaba el sibilino Carlos Menen, lo que explica mejor sus ramificaciones terroristas en el extranjero, lo cual no deja de contener a Occidente y a Israel de abstenerse de alguna represalia militar.

Las sensatas declaraciones del Presidente Barack Obama en las que planteó el acercamiento directo hacia Irán, a fin de disminuir las tensiones bilaterales, así como la posibilidad del uso de los instrumentos militares, podrían sufrir un serio revés por la escasa credibilidad atribuida al interlocutor persa. Obama expresó también su repudio en torno a las declaraciones de Ahmadinejad en la pasada Conferencia de Ginebra, lo que puede convencerlo de que, con un socio de tal estirpe, será espinoso cualquier entendimiento o cooperación, principalmente en los objetivos desafiantes de promover la seguridad y el desarrollo en la región interfronteriza de Afganistán y Pakistán y, asimismo, en Irak.

De todo este hecho protagonizado por el jefe del gobierno teocrático, puede que el Presidente estadounidense termine cerciorándose además de la fragilidad que manifiestan tener en el Medio Oriente y en Asia del Sur las lealtades y las alianzas, la mejor prueba es que mantenga en observación el avance de los Talibanes durante esta semana, porque lograron incursionar en Pakistán, situándose a una distancia de 100 kilómetros de la capital Islamabad.

Mientras tanto, nos consuela por ahora retomar aquel pasaje bíblico del Antiguo Testamento (cf. Números 22, 23, 24) en el que Balaam hace hincapié a Balac, acerca de que Jehová nunca permitirá las maldiciones contra Israel.

jueves, 23 de abril de 2009

¿Dónde quedaron los verdaderos principios de las Relaciones Diplomáticas

Por: Jorge Umaña Vargas/Internacionalista

Revisando la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, en vigor desde el 24 de abril de 1964, se puede extraer con una gran claridad que entre las razones de mayor peso para el establecimiento de relaciones diplomáticas con otros países están “el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales y el fomento de las relaciones de amistad entre las naciones”. Sin embargo, tales principios pareciera que están ausentes cuando estos días se anunció el cierre de las embajadas costarricenses en Bolivia, Paraguay, República Checa y un par de consulados aduciendo la falta de “rentabilidad” de las mismas. Esta razón hace pensar que la presente administración ve la relación entre pueblos en términos monetarios, como meros mercaderes y no como pueblos que intentan comunicarse en todos los ámbitos, desde lo económico hasta lo social, desde lo político hasta lo cultural. ¿Dónde está la Costa Rica defensora de los derechos humanos, propulsora de la paz, la democracia, defensora del medio ambiente, de los derechos de los indígenas y muchos otros principios? ¿Acaso no quiere compartir estos pilares y valores con otros pueblos, máxime cuando éstos pertenecen a nuestra propia región como es el caso de Bolivia y Paraguay?

Hoy más que nunca, cuando la crisis económica está golpeando con más dureza a nuestros países, debería ser momento para unirnos en solidaridad, propiciar acercamientos entre pueblos y buscar soluciones de manera conjunta, sin embargo se hace todo lo contrario: se distancia ligándose con más tesón con quienes propiciaron la actual crisis, como quien la legitimiza. También debería ser el momento de más unidad cuando el cono sur está viviendo momentos de transformaciones que requieren la solidaridad de todos los pueblos del planeta. Costa Rica, con los valores arriba citados debería tener convicciones fortalecidas de amistad, un estrechamiento de lazos culturales y una vinculación en temas de interés mutuo; debería aprovechar la situación para ejercer un liderazgo en las convicciones que por tanto tiempo se ha (¿vana?)gloriado. Lamentablemente, parece que por momentos estos principios están ausentes en la decisión de la Casa Amarilla.

¿Qué criterios primaron para el cierre de las misiones diplomáticas? Se infiere que ni de amistad, ni de interés político. No se comprende, por ejemplo, por qué el cierre de la Embajada en República Checa cuando ese país preside la Unión Europea, y con ella se vislumbran una serie de actividades en territorio checo que eran de interés no sólo para Costa Rica, sino para toda la región centroamericana, en cuyo contexto la terminación de la citada embajada no parece muy ventajosa menos aún, ante la eventual firma de un Acuerdo de Asociación con el bloque europeo. Esto no se justifica con el hecho de que la representación cerrará posterior a la presidencia checa, pues es indiferente para los efectos que el acto mismo podría provocar en las relaciones diplomáticas.

Por último, el apego a que estas decisiones se toman en el marco del “Plan escudo”, que dizque pretende ahorrar al Estado para atender necesidades urgentes generadas por la crisis financiera, solo pareciera ser una cortina de humo si consideramos la diferencia de ingresos que tiene la burocracia estatal y la gerentocracia de las transnacionales (y su poco compromiso social), con relación al grueso de los trabajadores. Pero, supongamos que esas embajadas no son rentables, entonces, ¿podría explicar este gobierno por qué la apertura de una embajada en Singapur? ¿Qué diferencia existe entre ésta y alguna de las mencionadas que recién terminarán labores en los próximos días? Por el contrario, las razones antes expuestas podrían justificar más el cierre de nuestra Legación en Singapur que cualquiera de las anteriores.

Es importante crear conciencia sobre otros posibles intereses que podrían, si efectivamente existiesen-como parece ser-, aquejar a la ciudadanía costarricense en su conjunto de manera negativa. Como dicen en el fútbol: “Ahí les paso la bola”.

miércoles, 22 de abril de 2009

Política y "Despolitización"

Política y “Despolitización.


Por: Lic. Claudio Alpízar Otoya, Politólogo.

La política es un término que pertenece al vocabulario usual de las personas; esto, sumado a su antigüedad, ha provocado vaguedad en su uso. Algunos tratan de ubicarla dentro de la ciencia del Estado, otros como la ciencia del Poder, está última es más precisa. Sin embargo, el descrédito provocado por algunos que la han querido ejercer, ha generado ser vista como un nicho generador de corrupción de difícil control.

El Poder. Los que creemos y defendemos a la Ciencia Política, como ciencia del poder, no encontramos diferencia natural entre las relaciones del poder que se dan en el Estado, y las existentes en las otras organizaciones humanas. Más bien, encontramos particularidades en la medida de la perfección interna y en el grado de obediencia.

Cuando se comete el error de estudiar únicamente al poder sólo desde el Estado, estamos descuidando comprobar el origen y las características del mismo, puesto que este se genera en los diversos grupos humanos que lo conforman. Todo ser humano forma parte de sociedades particulares, motivado por la diversidad de gustos y objetivos de cada uno, lo cual lo hace sentirse ligado a cada una más que de manera parcial.

Pues bien en la gran mayoría de las relaciones humanas existen relaciones de autoridad, dentro de las que hay que distinguir cuáles son de poder, y cuáles están al margen de las relaciones de fuerza, como las basadas en simpatía, admiración, afección, amor, etc.

La Política. Esto quiere decir que la sociedad en sí misma, en forma intrínseca, está politizada. Si la política se da en todos los estamentos y grupos sociales, sin importar el tamaño de estos, esto significa que la misma es consustancial al devenir diario de los seres humanos, pues es la forma de ponerse de acuerdo, de conciliar posiciones divergentes en aras de buscar puntos de convergencia para la definición de políticas.

Empero, aquellos que no saben interpretar ni ubicar a la política, ni diferenciarla de lo político, cuando la primera es el mundo de las palabras y la discusión, mientras la segunda es el marco en el cual se desarrolla la lucha por el poder y la toma de decisiones, son dados a utilizar un término imposible de aplicar como es la “despolitización”. Al que tratan de significar como desarraigar o arrancar de la sociedad a una variable que produce conflicto de interés de los diversos grupos que componen la sociedad, siendo todo lo contrario, pues es una interrelación a que se obligan los individuos para buscar acuerdos.

Desde la perspectiva de aquellos que no perciben la importancia de la política en la consideración de las profundas divergencias o diferencias de opinión que se dan entre los seres humanos, es común que encuentren en ella a un obstáculo para la eficiencia, más cuando llega a acuerdos intermedios entre intereses particulares, lo que según estos atenta contra el diseño de planes globales. Cuando la política es intrínseca al ser humano.

“Despolitizar”. Está pretensión de “despolitizar” a los temas de interés de la sociedad, es más que evidente y se suscribe a un espacio limitado, que sería al de “palacio”, a esos que quieren concentrar el poder y las decisiones de las políticas públicas discutidas.

Aristóteles fue un fiel defensor de la polis como un conglomerado de miembros con múltiple intereses y tradiciones, no como el resultado de una religión, un interés o una tradición únicos. Donde hay política existe una aceptación de existencia simultánea de diversos grupos, con diferentes intereses y tradiciones.

Así las cosas, un buen sistema político debería estar dotado de los instrumentos necesarios para escuchar a esos grupos, a fin de buscar la conciliación en la medida de lo posible, ofreciendo categorías legales, de protección y medios de expresión y participación claros y razonablemente seguros, todo dentro de un marco de libertad: esto sí es sinónimo de gobernabilidad.

En conclusión, intentar renunciar a la política, o destruirla como se hace con el frecuente uso de la palabra “despolitización”, es destruir justamente al mejor activo que tienen los seres humanos para poner orden en el pluralismo y la variedad de las sociedades; he aquí uno de los principales efectos que lleva a la verdadera ingobernabilidad y con ello al freno del desarrollo humano.

lunes, 20 de abril de 2009

V Cumbre de las Américas:

Sí, "un nuevo comienzo".

Por: Lic. Ronald Obaldía G.

Los pormenores políticos de la V Cumbre de las Américas que ha tenido lugar esta vez en Trinidad y Tobago han sido difundidos profusamente por la prensa internacional.
Cuba ha sido el centro de gravedad del encuentro hemisférico. De igual forma, pareció percibirlo el presidente guatemalteco Álvaro Colom cuando dijo: "posiblemente esta sea la última en que esta Cumbre se realice sin Cuba". De modo sugestivo y acompañado de un desliz verbal suyo al confirmar que se están "produciendo cambios" en La Habana, el Presidente Hugo Chávez le echó más carbón a dicha cuestión controvertida por varias décadas en el Hemisferio Occidental. Propuso nada más y nada menos que la Vl Cumbre de las Américas se realice en Cuba. Dios quiera que así fuera, pero en una Cuba democrática, pluralista y sin prisioneros políticos.
Era de esperar este baricentro. Desde que el Presidente Barack Obama decidió levantar, hace unos días, las restricciones a los cubanos - estadounidenses para viajar libremente a la isla, lo mismo que las referidas a los envíos de remesas, difícilmente, un hecho tan singular podía pasar por alto, o bien que otra asignatura hubiera podido captar mayor atención en las deliberaciones que eso, con todo y la sensibilidad de la tormenta financiera global y las deportaciones masivas de inmigrantes latinos ilegales, ejecutadas en las grandes ciudades estadounidenses,
conexo al llamado de la reforma migratoria que se ha pospuesto en Washington.
A decir verdad, ha sido ganancia indiscutible para el mecanismo de la Cumbre, la renovación del debate (bien libre), lo que significa el atisbo hacia un futuro constructivo en las relaciones entre los Estados Unidos de América y América Latina y el Caribe, sobre todo cuando, con excepcional humildad, el Presidente Obama reconoció los errores históricos (dicha asignatura tiene que hacer acto de presencia) en que ha incurrido la superpotencia, como también, el que hubiera llegado a convencerse de la ineficacia del embargo comercial, y a nuestro criterio: las torpes leyes Helms – Burton y Torricelli que le siguieron, por las que se endurecieron las sanciones contra Cuba.
Asediado en estas dos últimas semanas por la extrema derecha de su país, el presidente Obama ha manifestado su disposición de ir resolviendo gradualmente el "affair" cubano. En realidad dicho proceso tampoco será fácil, ya que múltiples instancias decisorias (conservadoras) habrán de intervenir en el proceso de destensar por completo los vínculos con el gobierno de los hermanos Castro; inconvenientes los progresos para las cúpulas militares y burocráticas del Partido Comunista que, como lo manifestó con tino un simple ciudadano cubano: "creo que en mi país existe una capa de la población, y no estoy hablando de los altos dirigentes, de Fidel o de Raúl (Castro), hablo de algunos mediocres que tienen interés en que nada cambie para seguir viviendo del cuento".
Al otro lado, en el discurso de Raúl Castro se avizoró su ligera intención de abordar el cúmulo de temas sensibles con los Estados Unidos de América (aunque evadidos por la mayoría de gobiernos latinoamericanos), a saber la cuestión de los derechos humanos, la libertad de los presos políticos y la apertura política y económica. Hasta qué punto alcanza el poder de Raúl para progresar en el diálogo con Washington, esto último es una de las tantas interrogantes que salen a la sombra, lo cual solo el tiempo y la evolución de los acontecimientos lo sabrán responder. Por el momento, hay que esperar que se aclare el panorama político de La Habana, pues las versiones contradictorias que llegan en torno a las tesis de reforma sostenidas por el sucesor de Fidel Castro, ponen todavía nebulosas a la atmósfera, principalmente por el móvil (desconocido) de las purgas contra Carlos Lage y de Pérez Roque.
Fuera del debate tolerante y de la agenda que sustentó el trabajo de la Cumbre de Trinidad y Tobago, la que consideró materias tales como el momento crítico económico y financiero a nivel global, la recapitalización de los organismos crediticios regionales, la integración energética y los biocombustibles, el cambio climático, sostenibilidad ambiental, desarrollo de la agricultura, gobernabilidad y seguridad y criminalidad organizada, bien vale la pena hacer reflexiones adicionales sobre la dinámica y de sus resultados provechosos.
Particularmente, el desempeño de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en esta Cumbre merece resaltarse. A mediados de la década de 1990 se justificó, sobremanera, acerca de la necesidad de revigorizar el funcionamiento de la organización; sin embargo, después se desactivaron los buenos deseos de cambio de la sociedad hemisférica. Releyendo el artículo intitulado "Un nuevo comienzo" de José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, en el cual expuso las líneas rectoras de dicha Cumbre, lo mismo que la orientación sobre los temas allí abordados, se recrea la vieja ilusión de asignarle el rol de verdadero gobierno regional a esta organización hemisférica; venida a menos por diferentes contextos (la Guerra Fría) y un ciclo político, tal como el control ejercido sobre ella en los tiempos de las dictaduras militares que constituyeron mayoría en el subcontinente latinoamericano.
Lo cierto es que la OEA posee la tradición histórica y los fundamentos y estructuras doctrinarias, jurídicas, políticas, lo mismo que la plataforma institucional (con sus organismos especializados), a fin de hacer realidad los acuerdos de la Cumbre trinitaria y, así, darle renovado empuje a la integración continental, por medio de la acción cooperativa y solidaria. En esto hay que destacar un transfondo que proporciona enormes réditos al interamericanismo. A diferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la organización regional en lugar de preceptuar "la igual soberana de los Estados", legitima un principio del derecho internacional todavía más profundo y enriquecedor: el de la "igualdad jurídica de los Estados".
Por eso el voto de los pequeños Estados miembros (el Caribe y Centroamérica) posee el mismo valor que el de los Estados poderosos (Estados Unidos de América, Canadá, México, Argentina y Brasil) en la Asamblea General y en los diferentes consejos o comités consultivos que la conforman. De suerte tal, que se garantiza por igual la legítima defensa de los intereses de cada Estado; tampoco nación alguna ostenta el privilegio del poder del veto, como sí sucede en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En esta perspectiva de reanimar el sistema interamericano, a la luz de remozar la OEA, podría ser replanteado el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), establecido en una época que desencaja con las amenazas contemporáneas de la región.
Más aún que han salido a la superficie amenazas hemisféricas que antes eran relativamente desconocidas, tales como el narcotráfico, el lavado de dinero, el flujo ilegal de armas, el crimen transnacional organizado, al igual que el terrorismo y sus tentáculos.
Asimismo, un TIAR revisado sería una manera de neutralizar las prácticas irracionales de varios Estados de realizar gastos redundantes e innecesarios en armamentos, lo cual atinadamente ha proclamado el Presidente Oscar Arias: son recursos que en su lugar deben de dedicarse a la inversión social, a efecto de superar la pobreza extrema que agobia a la mayoría de las naciones.
Con una OEA rejuvenecida se puede intentar emular el esquema de la Unión Europea de fijar a sus Estados miembros estándares de cumplimiento en las áreas macroeconómicas (en lo fiscal, monetario, bancario, aduanero), modernización del aparato público, fortalecimiento de los sistemas jurídicos, pautas ambientales, derechos humanos,
etcétera. Con la adopción en el Hemisferio de la Declaración de Santiago de Chile y luego de la Carta Democrática Interamericana ha habido aproximaciones interesantes en retomar un camino similar al de la Unión Europea, quien con tales estándares exigibles, las democracias restauradas de la antigua Europa del Este (pro-soviética) han logrado alcanzar prosperidad, acoplándose a las reglas de la institucionalidad democrática y del libre mercado.
América ha estado exenta de milenarios traumas culturales y de cualquier tipo de polarización política y religiosa, como lo acontecido en otras latitudes. La ética cristiana y los valores esenciales de la civilización occidental cobijan a la mayor parte de la población anglosajona, latina, afrocaribeña e indígena. La razón de ser del continente, nuestro techo común, es la diversidad cultural y étnica. Esto es el resultado de la fortaleza de su sociedad ideológica y axiológica. O sea que la ruta está despejada "para intentar un nuevo comienzo" como lo recalcó José Miguel Insulza: "para iniciar un estilo que refuerce la cooperación y la solidaridad entre países que, aunque muy diversos… están atados y obligados a cooperar para fortalecer sus democracias, su prosperidad y su seguridad común". Tras la conclusión de la Cumbre de Trinidad y Tobago, se puede estar convencido que América es el continente de la esperanza.

lunes, 13 de abril de 2009

Amenazas globales y seguridad interdependiente

Por: Lic. Ronald Obaldía G.

Amenazas globales y seguridad interdependiente.

La renovada forma de abordar las nuevas amenazas contra la seguridad nacional y global, específicamente la gobernabilidad y las relaciones internacionales, es el tema central estudiado recientemente por los expertos estadounidenses Bruce Jones, Carlos Pascual y Stephen J. Stedman en el interesante ensayo: "Power and Responsibility:
Building International Order in an Era of Transnational, editado en Foreign Policy, march 16, 2009".
Los autores subrayan en su reporte un cúmulo de amenazas contemporáneas (si bien se les escapó puntualizar los ataques cibernéticos). Una de ellas es el sofisticado tráfico ilegal criminal de tecnología nuclear de carácter transnacional, destinado a favorecer regímenes inestables, localizados en regiones potenciales de conflicto mundial. A la vez el peligro se acrecienta al corroborarse que grupos terroristas entrenan con armas biológicas a fin de infligir desastres masivos.
A este mosaico de peligros inminentes brotan además la elevación del nivel de los mares, las sequías prolongadas, las furiosas tormentas, las cuales son ahora más frecuentes, por lo que forman parte de los riesgos potenciales en el ámbito internacional. Los precios de la energía al dispararse, originan incrementos desmedidos en los costos de producción de alimentos, lo cual es, asimismo, una fuente de inestabilidad en los países más pobres, que han de afrontar la insuficiencia de comestibles.
Las turbulencias económicas (que el G.20 persigue aplacar), el agotamiento del ahorro y las pérdidas de empleos en las grandes poblaciones del mundo representan, en estos días, factores críticos. Los virus letales, que se extienden por todos lados del planeta, los cuales caen como una bomba contra los seres vivos, parecieran demostrar la debilidad de la comunidad internacional que frecuentemente se muestra impotente para erradicarlos.
Estos tres académicos son categóricos al afirmar que, en desmedro del principio de la soberanía nacional, así entonces, la seguridad nacional es mayormente interdependiente con la seguridad global, pues los Estados soberanos, algunos de ellos renuentes a recibir asistencia extranjera, por sí solos se vuelven incapaces de proteger sus ciudadanos, a causa de tales amenazas transnacionales, para lo cual "desafortunadamente el mundo tampoco está preparado".
Tal percepción entre dicha vinculación de la seguridad nacional con la global ("seguridad interdependiente") es común en los propios Estados Unidos de América, donde sus ciudadanos han registrado una lista de peligros, que además de los aquí citados, son mencionados el calentamiento global, la degradación del ambiente y las pandemias, las cuales repercuten en la seguridad de todas las naciones.
La pobreza o las guerras civiles y regionales, acompañadas de éxodos humanos, están conectadas con las amenazas que enfrentan las propias potencias como los Estados Unidos de América y Europa, incluso las potencias emergentes como, China, India y Rusia. Los atentados contra las Torres Gemelas, en Gran Bretaña y España se encubaron desde las zonas en conflicto, utilizadas igualmente como "espacios ingobernables"
(Afganistán, Pakistán, Iraq) por el terrorismo transnacional, a la vez se convierten en santuarios para reclutar adeptos, juntar capital, armas y promover desde ahí la propaganda hacia la causa islámica fundamentalista y antioccidental.
El cambio climático exacerba las disputas por tierras y la posesión del recurso del agua, lo que acarrea cargas todavía más pesadas sobre los pobres. Señalan estos
analistas que la pobreza arrastra los riesgos de conflictos civiles, el auge
de "Estados fallidos" y precipita situaciones de emergencia como las enfermedades infecto-contagiosas mortales. Entre los casos patéticos más recientes ha sido Zimbabwe, donde allí el indeseable sátrapa Robert Mugabe, so pretexto de resguardar la soberanía nacional, se resiste a la cooperación internacional para combatir la epidemia del cólera que castiga a la población marginada.
En vista de la intercomunicación de las amenazas y de sus graves repercusiones globales, la salida adecuada, escogida por casi la mayoría de los Estados ha sido la celebración de acuerdos de cooperación y asistencia entre sí, lo mismo con las propias instituciones multilaterales, obligadas éstas a adaptar las acciones colectivas a estos tiempos de nuevas amenazas, bastante distintas a las suscitadas en la pasada Guerra Fría. De allí, las razones convincentes para avanzar en el Protocolo de Kyoto (y en post Kyoto 2012), vigente desde el 2005, a pesar de la férrea oposición de potencias como los Estados Unidos de América, China y la India para adoptarlo, ya que anteponen sus intereses nacionales, sacrificando responsabilidades universales de reducir las emisiones de gases que provocan el calentamiento global.
En esta misma tendencia de darle la espalda a la cooperación y la asistencia internacionales para confrontar los riesgos globales, hay que citar el caso de Corea del Norte, que alegando "soberanía irrestricta" (pero irresponsable) de usar su espacio e igualmente acusando (supuestas) "conspiraciones" en su contra, plantea un fenómeno análogo a dicho Protocolo (escabroso). Su programa de misiles balísticos es calificado por la comunidad internacional, como una amenaza explícita para las potencias del Asia Oriental, igualmente para Rusia y Washington, aparte de que viola resoluciones cruciales del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, un órgano que casi siempre se comporta timorato en la aprobación y aplicación de sanciones.
En las rabietas paranoicas norcoreanas priva más el concepto de soberanía nacional
(irresponsable) que respetar sus obligaciones internacionales de detener nuevos ensayos nucleares: una de las debilidades del concepto de la seguridad interdependiente. En esta dirección, opuesta a advertir las amenazas como interconectadas en cuanto a seguridad nacional y global, hay que recordar que Rusia se ha opuesto a supervisiones por parte de la OIEA, a fin de valorar el estado de sus plantas nucleares; el accidente de Chernóbyl (1986) puso de manifiesto la negligencia rusa en el cuidado de sus reactores nucleares, cuya condición sigue manteniéndose en secreto.
Situar una sola amenaza, como el terrorismo transnacional, en el más elevado rango de prioridad internacional, ubicando en niveles inferiores, otros como el calentamiento global, la aceleración de la pobreza y las pandemias, , representa un serio error (de método y medicina política) que obstaculiza la construcción de la estructura de seguridad global única. Jones, Pascual y Stedman explican que no necesariamente el terrorismo es una asignatura relevante para otros Estados, en cambio otras amenazas sí lo son.
Por eso los autores sugieren un tipo de emblema que se torna verídico para la realidad de un mundo que enfrenta amenazas interconectadas: "usted tiene que cooperar con los otros Estados, para que ellos cooperen con usted." Por supuesto, que en dichas interacciones y en aras de demandar transparencia, deberes y obligaciones a los Estados Nacionales, son las organizaciones internacionales (a veces ayunas de recursos económicos) las llamadas a modificar además sus roles en medio de un frágil orden global, como puede ser, aumentando sus capacidades resolutivas y la visión para predecir los peligros inminentes (antes que el panorama empeore) así como haciendo valer los compromisos y las resoluciones aprobados (estancadas en retórica e indecisión), al extremo de alcanzar que todos los pueblos le otorguen mayor fe, legitimidad y confianza al sistema internacional.
Permítanme en estos Días Santos lanzar una reflexión y escaparme de los tecnicismos de Jones, Pascual y Stedman. Pienso que la conducta instintiva (o primitiva) de algunos dirigentes mundiales y de varias colectividades nacionales, son al mismo tiempo la peor y real amenaza para la estabilidad y seguridad internacionales. Las respuestas defensivas (u ofensivas) que nos ofrecen tales actores, la "del ojo por ojo, diente por diente"; la del culto a la muerte y del odio, la mezquindad y la codicia, arraigados en no pocos individuos, subculturas y "civilizaciones", parecieran ser asignaturas pendientes en los estudios internacionales.
La fuente de las amenazas contemporáneas, a mi poco entender, tienen su raíz posiblemente en la profundidad de la mente humana: en el "id" (desenfrenado) donde están alojados los impulsos humanos, según la teoría psicoanalista de Sigmund Freud, a la cual se debería acudir para predecir a criminales como Omar Al Bashir, el Presidente de Sudán, quien inexplicamente participó, y salió ileso, de la Cumbre de Jefes de Estado de América del Sur y de los Paìses Árabes, realizada hace pocos días:
un hecho escandaloso que es un gravísimo insulto contra la Corte Penal Internacional, sino es así, pues que Dios nos proteja.

miércoles, 1 de abril de 2009

Irán y los Estados Unidos de América:

Relaciones paradójicas.

Por: Lic. Ronald Obaldía G.


Dentro de la respuesta positiva del Irán ante la invitación de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, de participar en la conferencia internacional, dirigida por las Naciones Unidas, sobre la estabilización de Afganistán (por medio de la misión "Libertad Duradera), que se celebrará esta semana en La Haya, así como compartir con Washington la mesa de la reunión de Moscú en torno a la Organización de Cooperación en Shanghai, no sobra reconocer que sería erróneo restarle méritos al giro radical que está experimentando la política exterior de los Estados Unidos de América, hoy con Barack Obama. Una política que aparenta interpretar a profundidad los eventos contemporáneos internacionales desde la perspectivas "multilateral, multinacional y multifuncional", a diferencia del anterior arquetipo de los "Halcones", unilateralista e impensado, que llevó a Washington a cometer desaciertos, específicamente en Irak y en el mismo Afganistán, en donde en este momento se menciona con fuerza la posibilidad de dialogar con el sector moderado de los talibanes, opuestos al terrorismo de Al Qaeda.
En marzo de este año, Obama había enviado a la República Teocrática Islámica (de los fundamentalistas Ayatolás chiitas) un mensaje conciliador y un compromiso con la paz, en ocasión del Año Nuevo persa, en el que proponía superar los 30 años de relaciones hostiles, lo cual hasta ahora se ha traducido en sanciones internacionales constantes y en la resistencia de las empresas de Occidente a invertir, en una sociedad iraní altamente dependiente de los ingresos petroleros, los cuales esta vez han sucumbido dramáticamente, afectando estructuralmente su economía y el sistema financiero. La economía iraní registra un desempleo incontrolable y una galopante inflación (31%); el gobierno enfrenta un déficit presupuestario de $44.000 millones y precisamente se alimenta de los ingresos del petróleo. Al mismo tiempo los bancos adolecen, dada la mora calculada en más de $38.000 millones (Mehdi Khalaji, 2009). Todavía sobrevive el impacto de la guerra contra Irak en la década de 1980, dado que buena parte de la infraestructura civil y militar dañadas ha traído consigo altos costos de reparación.
De manera tal, que el deshielo en las relaciones de Teherán con los Estados Unidos de América no deja de llegar en un momento apropiado, cuando el Líder Supremo el ayatolá Alí Khamanei y la Guardia Revolucionaria son cuestionados por la juventud, las mujeres y los sectores reformistas de la triunfante revolución islámica de 1979, como repudiado es el propio Presidente Mahmoud Ahmadinejad, quien cuenta con una elevada impopularidad a causa de su manejo negligente de la política económica y por sus continuas disputas con los estadounidenses y Occidente mismo, quienes cuestionan el programa nuclear de enriquecimiento de uranio, lo cual gravita como la cuenta pendiente de mayor tensión y conflictividad diplomática. El gobierno iraní insiste en el carácter pacífico de su proyecto atómico, y a la vez demanda "su legítimo derecho a un plan nuclear pacífico". Mientras tanto, Washington asegura que puede esconder el objetivo de elaborar armas en medio de una región donde ya de por sí Israel, Pakistán y la India han acelerado la carrera nuclear. Los temores se acrecientan, porque los líderes iraníes nunca han ocultado su enemistad con Israel, por el contrario han abogado incluso por su exterminio.
El OIEA ha informado de que Irán había elevado en enero a 1.010 kilogramos sus reservas de uranio de bajo enriquecimiento, desde los 839 almacenados en noviembre.
Sin embargo, el jefe del Pentágono, Robert Gates, confirmó que Irán "todavía está lejos de poder fabricar una bomba nuclear. "Tenemos tiempo", dijo Gates. La expectativa es si hay "tiempo" para las negociaciones destinadas a persuadir a los Ayatolás a que desistan de sus planes nucleares, o si en lugar de eso, se acabará "ese tiempo", de modo tal que Israel lo aproveche en lanzar de repente un ataque contra el Irán, según han sido sus propósitos, refrenados por Washington, que evita un mayor incendio en el Medio Oriente. Para Washington, protector de Israel, es crucial que Irán deje de financiar a los extremistas (terroristas) de Hezbollá y Hamas, que operan en Líbano y en los territorios palestinos y que desde allí atacan las ciudades fronterizas israelíes; o bien como se demostró en el bombardeo de la fuerza área israelí contra una embarcación que navegaba en aguas del Sudán, la cual transportaba armas iraníes para abastecer los terroristas de Hamas que combatieron a principios de este año contra el Estado judío.
El antagonismo entre Estados Unidos de América y el Irán es paradójico. Sus intereses coincidentes en Afganistán y en Irak debieron haber sido un punto de reencuentro y fusión, lo cual podría haberlos conducido a cooperar bilateralmente en la seguridad, estabilidad y progreso de tales Estados en vías de caer al vacío. Ambos son enemigos de los extremistas (sunitas) talibanes y de Al Qaeda, apoyan al presidente Hamid Karzai y anhelan que el país recupere la paz para que sea un hecho real su reconstrucción, lo mismo que frenar allí el tráfico de drogas como el opio (promovido por los talibanes), del que se surten los europeos, gente del golfo Pérsico y
aproximadamente 5 millones de adictos iraníes. Igualmente, Washington y Teherán fueron acérrimos enemigos del extinto régimen (sunita) de Saddam Hussein en Irak, de cuyo gobierno ahora los chiitas ejercen un predominio, compartido con los kurdos, otrora víctimas de la agresión y atropellos del déspota Hussein, derrocado por los estadounidenses.
Ciertamente, Irán cooperó "tácitamente" en el derribo del régimen talibán, cuya ideología radical sunita le era una amenaza e interfería en sus tradicionales relaciones con sus vecinos - entre ellos los países árabes que miran con desconfianza las pretensiones expansionistas de los Ayotolás - Por eso facilitó el sobrevuelo de los aviones estadounidenses, proporcionó información y ayuda a los grupos que se defendían de los talibanes, particularmente con los afganos iranoparlantes (casi la mitad de la población) y los chiítas. Tras ello, Washington y Teherán son conscientes que derrotar de manera categórica el terrorismo islámico asentado en los territorios montañosos afgano y pakistaní representa un reto insoslayable en una región privilegiada, ya que es un puente entre Occidente, Rusia y dos economías emergentes como la India y China. Justamente, Irán ha sostenido escaramuzas militares en sus fronteras con los talibanes y los terroristas de la red de Bin Laden.
Barack Obama acaba de anunciar su futura estrategia en Afganistán "las que han terminado de aventar las suspicacias sobre una decisión que ya estaba casi tomada".
El mandatario ha admitido que su país no está ganando en Afganistán" y que junto al incremento de tropas prevé darle un impulso a la diplomacia, el diálogo con los insurgentes (moderados) y la asistencia económica. Una declaración que ha sido recibida favorablemente por el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Manoucher Mottaki, así como por el presidente Karzai que la señaló como "una solución regional que respeta los deseos del pueblo afgano".
La renovada estrategia de Obama ha originado expectativas en la población iraní, que en junio de este año acudirá a elecciones presidenciales. El reformista ex presidente Muhammad Jatami, con quien Washington cometió el gran error de abandonarlo cuando ejerció el poder, cuenta con gran apoyo de las mujeres y la juventud (60% de la población tiene menos de 30 años), podría ser esta vez candidato y confrontar al fundamentalista radical Mahmud Ahmadinejad, el actual mandatario, que es de suponer buscará la reelección, pues cuenta con el favor del Líder Supremo, quien ostenta un poder absoluto, agregado esto a la supervisión que ejerce sobre los organismos electorales, tanto así que por mandato suyo y de juristas y clérigos islámicos, antes habían frustrado las aspiraciones de los jóvenes reformistas de presentarse como candidatos en los comicios legislativos del año pasado.
Tampoco hay que escarbar demasiado la historia para percatarse que el propio Occidente sembró sus propios enemigos contemporáneos en el Irán. La corrupta y despótica dinastía Pahlevi, protegida por Gran Bretaña y luego por los Estados Unidos de América, reinó la nación persa con mano de hierro, desde 1925 hasta 1979. Al final de su reinado, con Mohammad Reza Pahlevi, intentó infructuosamente modernizarla y consolidar el laicisismo, esto era una herejía para una población mayoritariamente musulmana, que aunada a la pobreza en la que estaba sumida, le despertaron las ansias de liberarse del yugo de la opresión, sin esperar la sucesión de otra similar, la cual se ha convertido en una verdadera pesadilla para la comunidad internacional. Entonces ahora sí: hay que preguntarse si habrá cabida en una futura estrategia del Presidente Obama para el Irán a la libertad y a la democracia, como lo hubo de pensar el presidente James Carter.