lunes, 18 de enero de 2010

Haití y el post terremoto.

Por: Lic. Ronald Obaldía González/Politólogo.

Confundiéndose la crisis humanitaria con una película de ficción o un holocausto, en medio de fosas comunes de muertos, gente hambrienta y exasperada, en el que la misericordia habrá de reinar. En los pasados días la naturaleza se ensañó contra Haití, esta vez azotado por un devastador terremoto, cuya intensidad fue 35 veces más potente que la bomba atómica lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, en 1945.

Dicen los expertos que no se puede predecir cuándo se va a producir un terremoto, pero que sí se puede saber dónde va a tener lugar, ya que la mayoría se produce en los límites entre placas tectónicas". Según ellos, en Haití hay una red de fallas que lo hacían susceptible de sufrir un terremoto, aunque fuera imposible prever el momento. He aquí una deuda de la ciencia para con la humanidad.

En el territorio haitiano deforestado en su totalidad, víctima de inundaciones y huracanes (2004 y 2008), dotado de infraestructuras atrasadas para mitigar desastres naturales, no era difícil presagiar en cualquier instante una catástrofe dantesca como la transmitida por la televisión e internet esta semana. Todo el tiempo las calamidades han golpeado a esa nación caribeña de habla francesa. Desde haber sido castigada por la esclavitud, las confrontaciones entre mulatos y negros africanos, “la pobreza insultante” y las tiranías, entre las más célebres se cita la de Francois Duvalier, "Papa Doc", quien gobernó el país por medio del terror desde 1957 hasta su muerte, en 1971.

Luego le siguió su hijo Jean Claude Duvalier, de sólo 19 años ("Baby Doc). Tampoco se olvidó del legado de su padre, pues lo gobernó de forma autocrática hasta 1986, cuando fue derrocado mediante un levantamiento popular, que dio origen después a gobiernos inestables, populistas y corruptos, entre ellos el del presidente Bertrand Aristide, como también a otra modalidad de dictaduras, cual fue, el régimen militar del general Raoul Cédras.

Sin embargo, Haití era en el siglo XVIII la colonia más próspera del imperio francés, merced al cultivo del azúcar y “a la esclavitud”. Fue el primer país de América Latina en independizarse, en 1804, al tenor de la lucha contra la esclavitud y en el marco de la Revolución francesa. Llegó a ser la primera república negra del mundo, soñó seguir siendo próspera en el siglo XlX, por eso se arriesgó a invadir República Dominicana en 1822. Lo cual engendró en adelante animosidad y hostilidad entre ambas naciones, principalmente por los flujos migratorios.

Haití es hoy el país más pobre de América latina con el 60% de la población ganando menos de un dólar diario. Sus intercambios con los mercados mundiales se concentran en las exportaciones de café, azúcar, mango y bananos, productos típicos generadores de reducidos ingresos, eso explica su elevada dependencia de la asistencia internacional. El índice de desarrollo humano lo sitúa en el lugar 149 entre los 183 Estados contemplados. Otros datos hablan por sí solos: casi el 60 por ciento de los casi nueve millones de habitantes sufren desempleo, la tasa de alfabetización no supera el 45 por ciento. Sólo el 3,4 por ciento tiene esperanzas de superar los 64 años de vida. Por todo ello, es considerado como un Estado fallido, al igual que uno de los más corruptos del mundo.

La debilidad del régimen de derecho, creó condiciones para que el narcotráfico hubiera de encontrar un terreno fértil para que se extendiera en el territorio haitiano. Con el presidente René Preval, respaldado por las Naciones Unidas, a través de MINUSTAH (compuesta por contingentes latinoamericanos y liderada por Brasil), leves progresos se venían registrando en materia de gobernabilidad y seguridad, se controlaban las pandillas, organizadas por el depuesto presidente Aristide. Desafortunadamente, el impacto del terremoto ha implicado un dramático retroceso, se desconoce el paradero de Preval; en ese país nadie gobierna, mucho menos se puede mencionar la posibilidad de que funcione un gabinete de gestión de crisis, es un vacío de poder que alentará la anarquía y la violencia. Un reportero decía que "el país ha desaparecido, Haití ya no existe".

En términos de respuesta inicial, en el caso de Haití se evidencia una reacción internacional efectiva. Por ejemplo, Barack Obama expresó que, en su drama, los haitianos no serán olvidados ni abandonados. La ayuda de él será “máxima prioridad”, a la vez que ofreció subir la apuesta de la asistencia movilizada: 100 millones de dólares, 5500 soldados y una flota naval con capacidad para atender emergencias de todo tipo, ya están rumbo a la isla.

Los equipos de Francia, China Popular, Estados Unidos, Gran Bretaña y España buscaban por todos los medios eludir el caos, las incomodidades y la falta de coordinación para acelerar la asistencia humanitaria, así como el rescate de miles de personas que permanecían atrapadas debajo de los edificios colapsados. Asimismo, otras naciones se han sumado a los equipos de socorro y rescate, así como han proporcionado material de primera necesidad y alimentos. La Argentina envió un avión Hércules de la Fuerza Aérea con insumos y personal para el hospital de la destruida capital haitiana.

Por su parte, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, ha propuesto a sus homólogos estadounidense, Barack Obama, y brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, lo mismo que al Primer Ministro de Canadá, una "gran conferencia" para reconstruir y desarrollar Haití, tras el terremoto, que ha provocado la muerte de más de 50.000 personas. El mandatario francés manifestó que la conferencia será la ocasión para contribuir con Haití a salir de “la maldición” de siglos que, a decir del evangelista Pat Robertson, vive esa nación caribeña.

La iniciativa de Sarkozy es magnífica, por lo que podría trascender todavía. A propósito de ella, por qué no pensar en que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) pueda renovar la figura del “Protectorado”, de manera tal, que el organismo se convierta en “el cerebro operativo” de los aproximadamente sesenta pueblos o Estados fallidos de la comunidad internacional, aquellos que se empobrecen rreversiblemente, desprovistos de cohesión interna, manifiestan poseer rezagados sistemas de producción, incluidos los grupos nacionales sin Estado propio, a saber, los palestinos, los tamiles en Sri Lanka, los kurdos, diversas etnias africanas y asiáticas, los indígenas, todos ellos en su mayoría víctimas de la discriminación y de las injusticias históricas. Lo cierto es que Haití deberá funcionar en su reconstrucción como un protectorado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario