lunes, 5 de abril de 2010

En política internacional: reflexionar con optimismo

Por: Lic. Ronald Obaldía González/Politólogo.

Reveladores han sido cuatro acontecimientos mundiales de los que hemos sido testigos días atrás. Comencemos por los señalamientos contra la Iglesia Católica, particularmente los abusos sexuales cometidos por varios sacerdotes pedófilos contra un considerable número de niños. Sería ir contra la verdad, pasar por alto los escándalos que han salido a relucir en Irlanda, Alemania, Holanda, México y en los Estados Unidos de América. Costa Rica ha sido víctima de tales hechos; los propios Tribunales de Justicia han actuado con prontitud y rigor frente a los crímenes registrados.

El desempeño del Vaticano, así como el de alguna parte de la jerarquía eclesiástica, han sido objeto de continuos ataques por parte de sus detractores, incluido el reporte del New York Times, apegado a las supuestas omisiones de Joseph Ratzinger en el caso de los delitos de Hullermann, el presbítero pedófilo, reportado a Ratzinger como cabeza de la Arquidiócesis de Munich, sin embargo, aquel sacerdote permaneció activo.

Las acusaciones del periódico estadounidense tocan las fibras de la jerarquía del Vaticano, quien al parecer se apartó de sus responsabilidades al excusarse de aplicar sanciones contra el sacerdote de Milwaukee, donde abusó de 200 niños sordos entre las décadas de 1950 y 1970.

Probablemente, sigan registrándose otras denuncias contra sacerdotes pedófilos, a quienes hay que aplicarles todo el rigor de la ley a causa de sus crímenes. Por esto es positivo que sean difundidos estos hechos crueles; al menos por la vía mediática no quedarán impunes. Igual de necesario, que se informe de los abusos sexuales que nacen al interior de las sociedades nacionales y en algunas organizaciones civiles, estas últimas que ostentan también influencia y prestigio globales, porque es un hecho cierto que han sido objeto de esa repugnante vulnerabilidad. O qué decir de las redes en Internet, aprovechadas por bandas delincuenciales que operan en los países que albergan los grupos que atacan hoy al catolicismo, al tiempo que allí mismo se produce la mayor parte de la pornografía infantil y tienen asiento las principales organizaciones promotoras de la explotación sexual de niños y adolescentes, a sabiendas de la inexistencia de algún tipo de censura efectiva. ¡Vaya hipocresía!

Esta ola de escándalos reviste también despropósitos, uno de ellos es la envidia y la negación, dirigidas en contra de las indisolubles contribuciones de la Iglesia Católica a la humanidad, cuyo patrimonio espiritual se arraiga en la Fe y la ética cristiana. La teología y la doctrina católica, consustanciales a los desarrollos y progresos de la civilización occidental, no ha dejado de ser un estorbo para las corrientes secularistas, marxistas, anarquistas, materialistas, ateas y hedonistas, blindadas de oscuridad. Dichos sujetos componen la clase de los enemigos de siempre de la Iglesia universal; de ahí que disfrutan de los escándalos para debilitar infructuosamente su trascendental magisterio: el mensaje de salvación de Jesucristo en la Tierra, fundamentado en el amor, la caridad, el perdón y la misericordia. De todos modos, la Iglesia de Cristo ha estado expuesta a peores tormentas a través de dos milenios, aún así el maligno jamás habrá de vencer.

Lo otro es el nuevo tratado “START”, cerrado por Rusia y los Estados Unidos de América para la reducción de 2.200 a 1.500 misiles nucleares de largo alcance por cada Parte, el cual se firmará el 8 de abril de los corrientes en Praga, ello representa una señal alentadora en la sociedad internacional. Con el tratado se da un paso en firme en cuanto a desnuclearización, en el sentido de liberar a la humanidad de las antiguas ambiciones de la Guerra Fría, que presuponían la proliferación de armas nucleares como el recurso primordial a manos de las superpotencias para desequilibrar la hegemonía del adversario ideológico y político.

El anuncio reproduce el valioso legado de Richard Nixon y Leonid Brezhnev, quienes en medio de las disputas de las dos superpotencias globales por propagar el capitalismo o el comunismo, fueron capaces de promover intensas negociaciones, que neutralizaron la carrera armamentista nuclear mediante los acuerdos “SALT”, pues aquella era el detonante de la destrucción total del planeta. A propósito, a pesar de la aparente consistencia del imperio comunista ruso, hubo de ser impotente en borrar la Fe, la consciencia y las tradiciones cristianas dentro de su pueblo, al contrario, éstas atravesaron las paredes del Kremlin, haciéndolo retroceder de sus múltiples conductas destructivas.

Luego esa presencia como tal, le sirvió de precedente inmediato al Papa Juan Pablo ll en su tarea monumental de derribar el “aparatik soviético” y sus dominios en la Europa Oriental, incluida la prolongación del internacionalismo de “la revolución proletaria”, como producto de exportación hacia el Tercer Mundo. Por qué entonces empañar ahora la vocación histórica de la Iglesia Católica en la defensa irrenunciable de la libertad y la dignidad del hombre, a costa de la conducta de un grupúsculo de delincuentes y enfermos mentales, antes ignorados como tales, que ingresaron al ministerio sacerdotal. Para ser claros, la comunidad cristiana es representada por una institución humana, por lo que errar es también de humanos.

Los asuntos de alto sentido social y moral, que acercan la tradición del idealismo político hacia cierto pragmatismo, y lo distancian de las tesis utópicas, comienzan a tener verdadero lugar en la agenda internacional, tras la relativa superación del desplome del sistema financiero y la recesión económica que la acompañó. Prueba de ello, es el acuerdo de desnuclearización alcanzado por Rusia y Estados Unidos de América, en tanto que además al Presidente Barack Obama se le hizo realidad su oferta electoral de la reforma sanitaria, valorada en $938.000 millones y convertida el pasado mes en ley en los Estados Unidos de América.

La normativa que el presidente estadounidense promulgó pondrá en marcha reformas por las que generaciones de ese país habían luchado durante más de un siglo. Los esfuerzos de los mandatarios que se propusieron dichas políticas de salud se vieron frustrados frente a la oposición rotunda de las compañías aseguradoras. Esta vez no fue la excepción, sin embargo, Obama salió airoso: en adelante, a las aseguradoras privadas se les impondrá múltiples exigencias, habida cuenta que son 32 millones de estadounidenses, a quienes les será ampliada la cobertura médica para el 2019. Las fuerzas del mercado capitalista se han visto balanceadas por la agenda social (y moral) interpuesta por el Estado. Las tendencias de las políticas públicas, quiere decir, la regulación y el control de la economía, comienzan a surtir efecto en la única superpotencia mundial: el santuario del capitalismo liberal.

Concluimos con el reporte optimista, originado en el último cónclave de la Liga Árabe, en el que sus líderes optaron por rechazar las presiones intransigentes de Siria y Libia (con expedientes terroristas), destinadas a estancar todavía más el diálogo de paz para el Oriente Medio, a través de la resistencia armada por parte de los palestinos. Si bien, la Liga se pronunció en contra de la construcción de más viviendas para judíos en la zona de Jerusalén Este, la que los palestinos anhelan como capital de su futuro Estado, lo cierto es que, pese a todo, la mayoría de las naciones árabes apostaron esta vez por la iniciativa de paz entre Israel y Palestina. Así entonces, las esperanzas del acuerdo de paz siguen en pie; significará esto, en algún momento, el triunfo del espíritu y la razón moral, así como lo revela hoy el acercamiento entre el gobierno afgano que preside Hamid Karzai, con el sector moderado de la insurgencia del Talibán. Pensemos mejor que “el hombre es bueno por naturaleza”.

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