lunes, 24 de mayo de 2010

En la sociedad internacional: diálogo en lugar de guerra

Por: Ronald Obaldía González/Politólogo.

Tal vez merece una oportunidad el acuerdo alcanzado por Brasil y Turquía con Irán, respecto a despejar las dudas en torno a los sospechosos planes nucleares del régimen de los Ayatollahs y del presidente Mahmud Ahmadineyad, quienes aducen “el derecho”, que según ellos le asiste a la nación persa de enriquecer uranio con fines científicos. Pero que Occidente contradice, pues asegura que en el fondo se esconde el proyecto de la construcción de misiles y la bomba atómica, en la región más conflictiva e inestable del planeta, todo lo cual viola lo fundamental de los compromisos adquiridos dentro del Tratado de No Proliferación nuclear en materia de salvaguardias.

La percepción es que en la supuesta postura flexible de los iraníes ante los brasileños y su otro socio, puede haber detrás una “maniobra dilatoria”, que consiste en ganar tiempo, a fin de evitar la cuarta serie de sanciones (que empobrecen a la gente), emanadas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), quien, en adelante, desconfiará de negociaciones adicionales con los iraníes, éstos hábiles en driblar las supervisiones de la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica), así como reírse de no pocas resoluciones del Consejo de Seguridad.

Esta vez, en lo tocante a la aplicación de sanciones, se sumarán China y Rusia, por cuanto reconocen que Irán incumplió los acuerdos de octubre del 2009 celebrados con los Estados Unidos de América, Francia, Rusia y dicho organismo especializado, que, en síntesis implicaba que el gobierno de Ahmadineyad iría a enviar al extranjero (Rusia y Francia) una parte de su inventario de uranio débilmente enriquecido, a cambio de recibir materiales inocuos, requeridos en la renovación de su atrasado reactor, dedicado a investigaciones médicas (The Economist, 20/V/2010).

Lo acordado por los brasileños y turcos con los iraníes se aproxima a lo consensuado en octubre, con la salvedad de que ahora el gobierno de Ankara custodiaría el uranio persa; igualmente, Ahmadineyad deberá someterse a las supervisiones de la OIEA. Sin embargo, el acuerdo le permitirá siempre a Irán valorar si los contenidos del trato se acoplan con los intereses de producir material con un 90% de enriquecimiento, apto para la fabricación de la bomba atómica (idem).

El presidente brasileño, Luis Ignacio Lula da Silva, y el primer ministro turco, Recep Tayip Erdogan, representan todavía a potencias limitadas, tal que los suramericanos aspiran a jugar (infructuosamente) en primera línea internacional, en tanto que Turquía es desdeñada por líderes principales de la Unión Europea (UE), que le impiden su ingreso al bloque comunitario, sobre todo, por la desconfianza generada por un gobierno con vocación islámica, que simultáneamente es proclive al Irán y menos condescendiente con Israel, como sí lo habrían sido los anteriores gobiernos turcos de orientación secular.

Como sea la estructura de los Ayatolahs, en sociedad con la Guardia Revolucionaria, ha sido capaz de controlar todo el país con base en la represión, un factor de primer orden que les permite lanzarse a la aventura de ocupar el lugar de potencia regional en el Medio Oriente, a contrapelo de los intereses de las potencias tradicionales, en particular, los Estados Unidos de América y Gran Bretaña, que además de ser determinantes en las sanciones en su contra, dictadas por el Consejo de Seguridad, protegen al Estado de Israel, el acérrimo enemigo.

Bajo estos antecedentes, es improbable que Occidente tenga la capacidad de disuadir a Irán, a que desista de sus controversiales programas nucleares, o bien acercarlo hacia la aprobación de un mínimo de medidas de confianza; lo conseguido en siete años de negociaciones ha sido ridículo. En concordancia con ello, Irán, con sus aliados Hezbollah, Hamas, cierta fracción de los talibanes, fomenta en la región y lejos de ella, el tipo de terrorismo, basado en la construcción de tentáculos continentales.

Es su respuesta defensiva, que echa atrás cualquier agresión frontal contra sus instalaciones nucleares, toda vez que esa forma iraní de terrorismo representa un elevado factor de riesgo para intereses vitales de Israel, Estados Unidos de América y Europa.

En cambio, por ser diálogos entre Partes casi iguales, al régimen teocrático podría serle empático el nacionalismo brasileño, adjunto a un presidente brasileño que busca guardar distancia de Washington en múltiples tesis de política internacional, opuesto incluso a mayores sanciones contra Teherán; o una Turquía, despreciada por Europa, dirigida por un gobierno alejado de los ideales secularistas de Mustafa Kemal Atatürk, la que desaprobó el año pasado los ataques de las fuerzas judías en la franja de Gaza.

Brasilia y Ankara siguen dispuestas a colaborar en la solución de la disputa sobre el programa nuclear de Irán, de manera “pacífica y apropiada”. Luego, Irán “dio a entender” que aceptaría ese rol de ir a nuevas conversaciones entre iguales, queriendo evitar sanciones de la ONU, las que de verdad no puede resistir, pero que tampoco han sido efectivas. "Lo único que logran es lastimar a la gente, especialmente a la clase baja", como bien lo resaltó el canciller brasileño. Lo mismo acontece en Cuba y Corea del Norte, donde tales medidas punitivas son tan contraproducentes, que paradójicamente perpetúan los regímenes totalitarios allí existentes.

Por eso, hace bien la Iglesia Católica en Cuba, que utiliza el diálogo con Raúl Castro como alternativa, a fin de lograr la liberación de 300 presos políticos y corregir la ruta económica de una nación colapsada. Otra decisión singular es la de Corea del Sur que rehúye la guerra, optando por el diálogo con Pyongyang, con todo y que comprobó que un submarino de la dinastía comunista norcoreana le hundió un barco en la frontera marítima común, cuyo naufragio provocó 50 muertos. Todo lo anterior, reafirma un postulado al que nunca hay que renunciar, como denominador común, en los acontecimientos de la política internacional: “la necesidad de aprender a dialogar con el diablo”.

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