lunes, 19 de julio de 2010

Centroamérica: a despertar la consciencia política.

Por: Lic. Ronald Obaldía González/Politólogo.

Mientras la mayoría de los líderes políticos centroamericanos, con excepción de Costa Rica, adolezca del entendimiento humanista, centrado en el respeto a la dignidad humana, que la empuje al conocimiento de la realidad de sus pueblos, éstos serán siempre testigos de eventos violentos como los de Changuinola en Panamá, el Estado paralelo (mafioso) de Guatemala y el deterioro de lo mínimo de democracia, rescatable de Nicaragua. El caso particular de Honduras resulta tan patético como el de los otros, ya que el bloque autoritario sujeta, sin disimulo, las riendas del poder.

En dichas naciones, casi por igual, es evidente el déficit de perspectiva social. Lo
denotan, entre otras complejidades, las brechas sociales entre las áreas urbanas y
las zonas rurales periféricas, mezcladas de altas dosis de racismo y discriminación, cuya frágil frontera con el “apartheid”, pone en alto riesgo el funcionamiento democrático de las instituciones, erosionadas por prácticas corruptas, a las cuales se anexa la “Ley chorizo”.

El proyecto nacional de los descendientes de europeos criollos, el de los ladinos, así como el de los “rabiblancos”, difiere sustancialmente de los postulados democráticos, principalmente, de los intereses y aspiraciones de los sectores mayoritarios subalternos, excluidos de las políticas justas, relacionadas con la distribución del ingreso nacional, y por consiguiente de las insuficientes transferencias comunales a las clases más débiles; traducido todo esto en deficientes servicios de salud y educación, como también en empleos de baja remuneración.

Similar a los inicios de la formación de los Estados, más acá a los tiempos de las alianzas entre las élites dominantes, los caudillos militares y las Fuerzas Armadas, los resabios del autoritarismo incubados en tales etapas históricas, así como los métodos represivos, se niegan a ser desterrados en la región, ahora que apenas avanza el Siglo XXl, lo que presagia la inutilidad del discurso y las proclamas, por las que se promueven (ficticiamente) los valores democráticos.

Hagamos referencia a aquel entendimiento que persiga resolver en hechos tangibles el dilema entre el desarrollo económico y las políticas públicas, sustentadas en la equidad social. Si al cabo hay ausencia de conciliación en estos componentes, que en Centroamérica riñen, difícilmente las estrategias de seguridad ciudadana sean exitosas, por cuanto los tres se distinguen por su interdependencia.

Una vez solucionada esta contradicción, como modalidad de actuación del Estado y de la sociedad civil, se posibilita el camino hacia proyectos de gobernabilidad y cohesión nacionales, transitando hacia la verdadera reconciliación, que el solo fin de la guerra civil centroamericana ha estado lejos de consolidar. Lo ponen en evidencia los alarmantes registros sobre índices de criminalidad y violencia, como también la penetración del narcotráfico, evolucionando como poderosa economía subterránea, desafortunada opción de los estratos pobres y de los migrantes deportados de los Estados Unidos de América.

Cuándo las clases dirigentes del istmo aprenderán hacer política, o es que padecen de amnesia. Todavía quedan múltiples preguntas abiertas.

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