viernes, 10 de septiembre de 2010

Política migratoria para la cohesión social.

Por: Lic. Ronald Obaldía González/Politólogo.

Estudiando la nueva Ley general costarricense de migración y extranjería, de las primeras conclusiones que es válido destacar, son los valiosos aportes que este Ministerio de Relaciones Exteriores llevó a cabo durante el recorrido de lograr una moderna e inteligente ley en dicha materia, la que a su vez recoge la mayoría de las inquietudes abordadas en las múltiples reuniones bilaterales, celebradas con las naciones reproductoras de migraciones permanentes, las cuales tuvieron lugar en el lapso de 1990 al 2007.

Componentes jurídicos, políticos y culturales arraigados en el sistema democrático son reflejados de manera lógica por dicha normativa. No fueron en vano las convocatorias binacionales promovidas por esta Cancillería, en las cuales la cuestión migratoria concentraba enorme atención en los debates.

Con algunos de los países había alta tensión, con otros menos. Sin embargo, las contrapartes nacionales eran cuidadosas en el instante de poner en blanco y negro los acuerdos emanados. Con todo, la preocupación central en Costa Rica tenía que ver con la carencia de política migratoria bien institucionalizada, esto mismo se visualizaba como la tarea quizás más compleja, dado que la anterior ley se había quedado rezagada en cuanto a contenidos y eficacia, por cuanto el fenómeno migratorio en este país dio desde la década de 1980 un giro acelerado.

La resistencia y los prejuicios se asomaban en las negociaciones que se organizaron de manera particular con Nicaragua, ya que los gobiernos costarricenses de ningún modo renunciaron a ordenar, regular y controlar los flujos migratorios. Las fallidas soluciones y las herramientas que apenas funcionaban, pusieron en riesgo, en ocasiones, el objetivo de aprobar normativa de última generación, que conciliara los intereses del Estado y la sociedad nacionales con las demandas de la comunidad inmigrante y refugiada.

El común denominador en los países receptores de los movimientos de personas ha sido la contradicción y el desacuerdo, es suficiente con seguir las ácidas discusiones en los Estados Unidos de América y en su singular "Ley Arizona", lo que pone de relieve las múltiples barreras políticas y psicosociales, que entorpecen las iniciativas de la Casa Blanca; por eso aparece la sociedad dividida entre quienes se inclinan por las deportaciones masivas y los que tienden a defender y proteger los migrantes ilegales, vistas como opciones encontradas en las diversas instancias institucionales.

No sobra considerar, que Costa Rica dio un paso significativo en la resolución de tal complejidad. Bajo los fundamentos del Estado democrático de derecho se encontró la fórmula balanceada, que ha de facilitar la integración y la asimilación de estas transferencias culturales, por lo que ello vendrá aliviar el peso de una realidad que es inherente a la dinámica de la globalización.

Aunque poco perceptible, la sociedad costarricense no se escapa de la amenaza que implica la desatención de los flujos hacia afuera de ciudadanos. La región de Los Santos, lo mismo que Pérez Zeledón son fuente de tales movimientos, cuyo destino son los Estados Unidos de América y el Canadá, todo lo cual los busca prevenir la nueva Ley de migración al postular “que las personas costarricenses tienen el derecho a no migrar” (sic).

Conexo a esto último, está presente el riesgo de dejar desapercibida la fuga de talentos, susceptible de transformarse en grave desafío, a menos que se construyan oportunidades académicas y se amplíen los mercados y las inversiones, factores que habrán de ser útiles para contenerla. O bien que se piense en la reintegración de la inteligencia, mediante la dotación de toda clase de incentivos, incluyendo la producción editorial, la concesión de créditos a la investigación científica, así como las facilidades tributarias en la inauguración de empresas e instalación de laboratorios. Lo interesante es que ya existe en Costa Rica una excelente ley migratoria, que permite desarrollar proyectos imaginativos.

Ronald Obaldía González (opinión personal)

No hay comentarios:

Publicar un comentario