lunes, 24 de agosto de 2009

AMERICA DEL NORTE DIALOGA

Por: Lic. Ronald Obaldía González/Politólogo.

El presidente estadounidense Barack Obama, el presidente mexicano Felipe Calderón y el primer ministro canadiense Stephen Harper se reunieron en Guadalajara en agosto de este año en el ámbito de la Cumbre de los líderes de América del Norte, por cierto uno de los tres poderosos bloques regionales, junto con la Unión Europea y el Asia Pacífico.

De dicha cita emitieron una declaración conjunta en la que resaltaron como fundamentos la competitividad global, la promoción del bienestar de los ciudadanos de esas tres grandes naciones, lo mismo que el compromiso de conceder mayor seguridad a esa área del hemisferio.

En el texto se deja sentada la interdependencia existente entre ellos: “…nuestros lazos cada vez más profundos, son una fuente de fortaleza…los retos y oportunidades en uno de los países de América del Norte nos impactan a todos”.

Con menos controversias económicas, ese bloque de naciones norteamericanas ofrece un ejemplo diferente que el del polémico MERCOSUR y el de la propia Unión Europea (UE), cuyo comportamiento monolítico es a veces puesto en duda. Continúa evocando dicha declaración: “La cooperación en Norteamérica se fundamenta en valores compartidos, la complementariedad de nuestras fortalezas y en el dinamismo de nuestros pueblos… trabajando juntos podemos ayudar a nuestras sociedades a prosperar en el desafiante, competitivo y promisorio siglo que tenemos por delante”.

Y en esto último, Obama y sus socios citan la lección siguiente: “La respuesta coordinada de América del Norte al brote inicial del virus de Influenza H1N1 ha demostrado ser un ejemplo global de cooperación. Establecimos un ejemplo de respuesta conjunta, responsable y transparente, permitiendo a otras regiones reaccionar con rapidez para proteger a sus poblaciones”. Esto es un hecho cierto, en el caso de México hay que abonarle su capacidad de haber reaccionado sin demoras en la aplicación de medidas sanitarias acertadas.

Sin embargo, estos esquemas de integración incurren a veces en una retórica que los impulsa a orillarse de la globalización. En cuanto a sus éxitos de haber enfrentado el virus del H1N1, los tres gigantes reafirman su voluntad de trabajar “juntos para aprender de experiencias recientes y preparar a América del Norte para la próxima temporada de influenza, lo que incluye incrementar nuestras capacidades de salud pública y facilitar el intercambio eficiente de información entre nuestros países”. ¿Entonces el resto del planeta que se la juegue como pueda?

En relación con los desequilibrios que estremecen al sistema económico internacional, la declaración omite la necesidad de tomar en consideración las políticas anticícilicas (o preventivas), en especial el sostenimiento de presupuestos estructurales con superávit, como curso de acción de enfrentar futuros deterioros financieros, como correctamente lo ha planteado el expresidente chileno Ricardo Lagos. En cambio, los tres países norteamericanos hacen hincapié solo en la recuperación de la actual crisis global como prioridad, así como “en la creación de respuestas eficaces…incluyendo el fortalecimiento de las instituciones financieras internacionales”. A pesar de que tales organizaciones eludieron hacer advertencias sobre el riesgo que significaban las burbujas liberadas en Wall Street, como también del peligroso déficit presupuestario de los Estados Unidos de América.

“Nuestras economías integradas son un motor de crecimiento”, agrega la declaración norteamericana. Dicha aseveración peca de haberse librado de dar lecciones a varias naciones ubicadas al centro y sur del hemisferio, pues se olvidó de manifestar que la democracia funcionará siempre que exista una base material que es el crecimiento económico con equidad social.

Una asignatura calificada como marginal en América Latina, a saber, el desarrollo de las fronteras comunes, en esta ocasión de la cumbre resulta ser bien delineada por los gobernantes Obama, Harper y Calderón: “Estamos invirtiendo en infraestructura fronteriza, incluyendo tecnología de punta, para crear verdaderas fronteras modernas que faciliten el comercio y la operación ágil de las cadenas de suministro, protegiendo nuestra seguridad. A partir de estas inversiones, trabajaremos juntos para fortalecer la preeminencia de nuestra infraestructura transfronteriza, la cual sustenta el bienestar de nuestras sociedades y economías”.

Siguiendo con la declaración, me pregunto que pensarán los sindicatos estadounidenses proclives a Obama con el contenido de este párrafo: “El comercio de América del Norte es un componente vital de nuestro bienestar económico, y respetaremos nuestras responsabilidades internacionales y evitaremos medidas proteccionistas”. Está presente acá la sombra de George W. Bush; a diferencia de Obama, él se expuso como adalid del libre comercio.

Tanto es así que la cuestión de los derechos laborales y las medidas ambientales dejarán de ser elementos bastante incómodos en las relaciones comerciales en América del Norte, ya que sus gobernantes proclamaron en Guadalajara que buscarán “promover el respeto de los derechos laborales y la protección del medio ambiente, a través de un diálogo continuo para abordar el funcionamiento de los acuerdos paralelos laboral y ambiental”. Esto quiere decir, que aquello se contrapone al término “condicionalidad” al que en extremo apuestan los sindicatos estadounidenses, o bien, que fue suavizado con la introducción del “diálogo continuo” en la declaración, con miras a concretar los acuerdos comerciales que restan.

No es para menos, los pronunciamientos sobre la complejidad del conflicto hondureño encontraron también cabida en dicha cumbre de Guadalajara, repitiendo las buenas intenciones, como al abordarse las sensibilidades del cambio climático. Lo que sucede es que “el tremendismo” se está apoderando de las reacciones de la opinión pública, algunos dicen por allí que Haití en estos momentos se ubica en mejor posición política que Honduras, ello si nos dejamos llevar por las declaraciones de Micheletti de este fin de semana. De cualquier forma, hay que guardar la esperanza en que la sordera se haya rehusado a encontrar su cauce.

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