lunes, 8 de junio de 2009

Rendir respeto a Pepe Figueres y a los constructores de la Patria.

Por: Lic. Ronald Obaldía González/Politólogo.

A don Pepe Figueres hay que colocarlo más allá del bien y del mal. En su libro “Semblanzas. Dirigentes históricos del Partido Liberación Nacional”, el intelectual Enrique Obregón Valverde lo confirma así: fue (don Pepe) “un raro ejemplar que solo produce la humanidad una vez cada mil años. Alegrémonos de haber vivido en el tiempo de Figueres”. Con profundo orgullo digo abiertamente que soy de los que viví mi juventud en la época de este extraordinario estadista; también como pocos costarricenses, tuve el privilegio de ser su alumno.

Junto con Figueres, hay otros mandatarios e intelectuales que contribuyeron a edificar esta Patria. Rafael Ángel Calderón Guardia, con su trascendental reforma social, es uno de ellos, indiscutiblemente. Tampoco hay que restarle méritos al notable pensamiento y a las obras de estadistas y ciudadanos de la talla de Juan Mora Fernández, Braulio Carrillo, Castro Madriz, Juanito Mora, Tomás Guardia en el siglo XlX, así como a Ricardo Jiménez, Alfredo González, Alberto Echandi, el Padre Jorge Volio, Manuel Mora Valverde (comunista criollo), Carlos Luis “calufa” Fallas, Carmen Lyra, Monseñor Sanabria Martínez, Rodrigo Facio, Daniel Oduber, Mario Echandi, Constantino Láscaris, Enrique Benavides Chaverri, Alberto Cañas y Oscar Arias Sánchez, etcétera. En esta lista, incompleta, incorporo a Miguel Ángel Rodríguez Echeverría, el gobernante que decretó legislación de avanzada a favor de las madres solteras, cuyos hijos viven ahora protegidos de los padres biológicos irresponsables.

Probablemente, estas personalidades políticas hubieron de cometer errores en sus vidas. Al final, Dios sabrá juzgarlos, solo Él tiene esa absoluta atribución. En la Tierra se juzgan a los seres humanos empleando diversas verdades parciales, respetables eso sí, aunque tampoco infalibles. Ellas están lejos de ahondar en las recónditas motivaciones y preocupaciones de la consciencia humana, una realidad todavía desconocida e inexplorada, la que, sin embargo, pone a prueba la habilidad de la persona humana de resolver sus inagotables contradicciones internas.

La vía de la reivindicación es un derecho inherente del ser humano, como también la de persistir en el comportamiento errado. Winston Churchill, el brillante estadista británico, tenía en su haber una hoja de vida poco ejemplar, sobre todo por los amigos que lo rodeaban, pues fueron de todo, menos un dechado de virtudes. A pesar de ello, Churchill inició la Segunda Guerra Mundial, la cual dio como resultado la derrota del fascismo alemán. El polaco Lech Walesa, es acusado por sus enemigos de haber sido un colaboracionista de los servicios secretos soviéticos. Borrándole ese (supuesto) oscuro pasado, el líder del sindicato “Solidaridad” fue respaldado por Juan Pablo ll, Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, para liberar luego a la humanidad de la amenaza deltotalitarismo comunista. De este mismo modo, podrán narrarse infinidad de historias de grandes personalidades, que sembraron dudas en alguna área de su conducta como el presidente Richard Nixon (previno con Leonid Brezhnerv la carrera nuclear), pero que dejaron a la sociedad legados singulares en múltiples ámbitos del saber, la política y la cultura.

Representa una enorme torpeza juzgar con ojos maniqueos a una figura rebelde y versátil como don Pepe, desapegada de cualquier convencionalismo o conducta ortodoxa. Habiendo sacrificado su vida por dotar a sus compatriotas de una democracia libre y progresista, en la que se enmudecieran por siempre los militares, los fusiles y las bombas, cualquiera quedaba desconcertado cuando este caudillo se desdecía de ser un político. Bueno, sí lo era, es correcto pensar que un político pueda crecer difícilmente en un convento de monjas. De ahí, los esfuerzos de su gran amigo el expresidente Francisco “chico” Orlich por moderarlo, a veces sin éxito, en varios tramos de su azarosa existencia.

Personajes de mal vivir como Sabundra, Teja, Mc Calpin y el famoso Robert Vesco tuvieron cierta cercanía con don Pepe. Tampoco tales vínculos fueron negados, ya que según él en Wall Street y Boston había jaurías repeores, testimonio de ello deviene en la actual recesión económica, causada por banqueros y financistas usureros, que se han aprovechado de las políticas de desregulación derivadas del Consenso de Washington, aplicadas, para desdicha del mundo, por extremistas neoliberales, cuyos postulados son defendidos a ultranza por dirigentes de cierto grupúsculo político costarricense.

Honrar a padre y madre reza uno de los diez Mandamientos universales, lo que en el lenguaje de la gran política significa enaltecer la Madre Patria y a sus padres, o sea los patricios y beneméritos, con todo y las debilidades que habrían de rodearlos. Ante esto último, el buen hijo será misericordioso y guardará silencio, para evitar escándalos que tiendan a desprestigiar el nombre de sus progenitores. Igualmente, recreará las imágenes nobles y los ingentes esfuerzos realizados por ellos, que ayudaron a sacar adelante la prole en familia, digamos que este símil equivale a los fundadores y patricios de la Patria y al agradecido pueblo costarricense.

Hay gente partidaria “de comenzar a saldar cuentas, que juegan con las cuentas del pasado”. Don Pepe como líder democrático toleró constantemente tales cuestionamientos en su contra. En la época de la baja edad de la economía del café, como mandatario respondía con altura intelectual, si valía la pena, o bien contestaba con el “choteo campesino a la tica”, si consideraba que las diatribas eran burdas e insolentes.

El financista Robert Vesco era una incógnita, dudo que fuera un prófugo de la justicia de los Estados Unidos de América. Hay quienes suponen que era agente de la CIA estadounidense, lo insinúa Alberto Cañas en su último libro. A la Embajada rusa en Costa Rica en nada le importó que fuera su vecino en Lomas de Ayarco de Curridabat. La derecha costarricense lo atacó severamente; en cambio la izquierda ni se inmutó con su estadía. De lo que pareciera haber algo de evidencia es sobre su participación financiera en el fallido “diario Excelsior”, el cual fue fundado por líderes socialdemócratas, a efecto de contrarrestar la influencia en la opinión pública del pensamiento liberal del “periódico La Nación”.

Antes y después de esto, Vesco fue convertido en una fábula, porque jamás compró Costa Rica con sus dineros mal habidos. Tras ser expulsado por el presidente Rodrigo Carazo, los sandinistas le dieron abrigo en Nicaragua. Sus últimos años los acabó en las mazmorras de Fidel Castro. Mientras tanto don Pepe y su formación política continuaron promoviendo legislación e instituciones judiciales modernas, como medio para combatir la criminalidad y la corrupción en Costa Rica. Pero qué clase de partido político tiene por allí un mequetrefe candidato presidencial, que difama sin pudor al fundador de la Segunda República.

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