jueves, 30 de abril de 2009

Más allá del Levantamiento de la Excomunión

Por: Jorge Umaña Vargas/Internacionalista

Haciendo una lectura de la situación se puede deducir que el relativamente recién nombrado Papa Benedicto XVI ha sido mal asesorado. Desde que el Sumo Pontífice accedió a levantar la excomunión de 4 obispos ultraconservadores, el 21 de enero pasado, las manifestaciones de la sociedad internacional desaprobando tal situación no se han hecho esperar. Es importante aclarar que hay un aspecto de fondo muy importante en estas manifestaciones: entre las personas perdonadas se encuentra el obispo inglés Richard Williamson, que en diversas ocasiones ha afirmado que las cámaras de gas en los campos de concentración nazis durantes los años de la II Guerra Mundial (1939-1945) no existieron.

Entidades que protegen los derechos humanos, la comunidad judía en general, nacionales alemanes (muchos vieron en carne propia este nefasto acontecimiento), grupos políticos de diversas partes del orbe e inclusive un conjunto creciente de católicos han condenado vehementemente las declaraciones del Vaticano al respecto. Muchos fieles se sienten decepcionados, desconcertados e incomprendidos. La propia Canciller alemana Ángela Merkel “instó al pontífice a rechazar claramente la posición de quienes niegan el Holocausto”[1].

Días más tarde, y ante las protestas crecientes (en número e intensidad) contra la Iglesia Católica, el Vaticano decide distanciarse del sacerdote y exigió que se retracte antes de que se le permita ser readmitido totalmente en la iglesia. El Vaticano trató de salvar la situación afirmando que aunque se le había levantado la excomunión, Williamson no tenía funciones canónicas en la Iglesia por haber sido consagrado de manera ilegítima y que para ser admitido en funciones episcopales “tendrá que distanciarse, de manera absolutamente inequívoca y públicamente, de su posición sobre el Holocausto”[2].

Por si todo lo anterior no fuera suficiente, la decisión tomada no sólo complicó las relaciones con la religión judía (como el grupo más sensible al tema), sino también dentro de la propia Iglesia, como ya se mencionó. Algunos estudiosos teólogos han llegado ha hablar de un “cisma silencioso”[3]. Con esto quieren dar a entender que si en la reincorporación de los lefebvristas (uno de los sectores más conservadores del catolicismo cuyo líder es el cardenal Marcel Lefebvre) éstos logran una revisión de Concilio Vaticano II, como aspiran, se podría producir una ruptura grave en la Iglesia.

Visto todo lo anterior, es posible concluir que si el Papa se hubiera rodeado de personas más capaces, que previeran las circunstancias que se han señalado en los párrafos anteriores (que no debieran ser para nada desconocidas), se hubiera evitado tener que decirle al mundo: “no conocía la posición del obispo Williamson”[4].

Pero la situación no queda allí. Más allá de un asunto relegado a unos asesores, el levantamiento de la excomunión es un hecho que permite abordar otros temas vinculados al futuro del catolicismo, que poco a poco experimenta una reducción significativa del número de fieles y un descenso sistemático de su influencia cultural. Otros sucesos asociados al comportamiento sexual del clero, la mala administración de sus fondos, su ausencia en muchos procesos que fortalezcan los valores del mundo- como los procesos de paz por ejemplo- dañan su imagen y debilitan su autoridad moral, irremediable, y en alguna medida, irreversiblemente, y son todos síntomas de una crisis en la fe hacia las instituciones eclesiásticas, que aunados al reciente perdón para el obispo, debilitan el poder de la Iglesia en un ámbito terrenal.

Ante tal circunstancia cabe preguntarse ¿De qué manera la Iglesia Católica puede evitar que su crisis se convierta en un fenómeno irreversible? Debe renovarse. Ampliar sus horizontes, aplicar los preceptos bíblicos con creatividad a una realidad cambiante, y no esperar que la realidad se ajuste a los cánones dogmáticos, irreales muchos. Transformándose paralelamente al cambio de las sociedades, en cultura, ciencia, tecnología y humanismo. Que no le pase lo mismo que en el siglo XVI, cuando acusó a Nicolás Copérnico, por la simple causa de tener la razón.

En este caso particular, el Vaticano con sus últimas declaraciones se congració con la comunidad internacional. De manera especial, “los grupos judíos se declararon complacidos por la declaración pues (…) era la señal que esperaba el mundo judío”[5].

Es así que, este incidente del cual el Papa ha salido librado en esta ocasión, más allá de si fue un error de cálculo y asesoría, debe servir para que la cúpula del catolicismo modifique su estrategia, que “sean transformados mediante la renovación de su mente”[6]. Esto si la Iglesia pretende seguir siendo una institución de influencia mundial, recuperando además su autoridad moral y su liderazgo, que bien se necesita en un mundo cuyos inquilinos cada día renuncian más a sus valores universales, el derecho a la vida sólo por citar un ejemplo.

[1] Diario La Nación. Sección “El Mundo”. Jueves 5 de febrero de 2009. Artículo periodístico: “Obispo debe retractarse de negar el Holocausto”. Consultado el 5 de febrero de 2009, desde: http://www.nacion.com/ln_ee/2009/febrero/05/mundo1864578.html
[2] Diario La Nación. Ibíd.
[3] Diario La Nación. Sección “El Mundo”. Martes 3 de febrero de 2009. Artículo periodístico: “Crece malestar por perdón papal a obispo conservador”. Consultado el 5 de febrero de 2009, desde: http://www.nacion.com/ln_ee/2009/febrero/03/mundo1862150.html
[4] Diario La Nación. Sección “El Mundo”. Jueves 5 de febrero de 2009. Artículo periodístico: “Obispo debe retractarse de negar el Holocausto”. Consultado el 5 de febrero de 2009, desde: http://www.nacion.com/ln_ee/2009/febrero/05/mundo1864578.html
[5] Diario La Nación. Ibíd.
[6] La Biblia. Romanos 12:2. Nueva Versión Internacional (NVI). 1999.

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